Estamos ya en el siglo XXI y sin embargo la mayoría de las personas da por seguro su abastecimiento de agua y difícilmente se detienen a pensar de dónde proviene esa agua que llega por las tuberías, hasta el día en que deje de llegar. Esta falta de conciencia es inevitable ya que muchas personas desconocen el movimiento del agua en el planeta Tierra.
Este movimiento del agua, es el que denominamos CICLO HIDROLÓGICO o Ciclo del Agua. Para que el movimiento del agua comience, necesitamos la energía del SOL, que es la que ocasiona que el agua de los océanos y mares eleve su temperatura y se evapore. Cuando ese vapor de agua llega a la atmósfera y se enfría lo suficiente, se forman las gotas de agua, que al juntarse las podemos observar cómo nubes. Estas al tener más peso, caen en forma de lluvia, granizo o nieve, tanto en los océanos como en la tierra.
Una vez, que cae sobre la tierra, el agua puede tomar diferentes rutas. Una porción de la lluvia es interceptada por la vegetación y se mantiene allí hasta que se evapore. La otra porción que cae sobre el suelo, tiene tres opciones, en general:
Evaporarse, bien sea directamente o por transpiración de las plan- tas, es lo que denominamos evapotranspiración.
Escurrir sobre la superficie del suelo o viajar a poca profundidad hasta alcanzar una corriente pequeña o ríos, lo llamamos flujo superficial.
Infiltrarse en estratos más profundos, que conocemos como flujo subterráneo.
Todas estas opciones, llegan a los grandes almacenamientos tales como lagos, mares u océanos, que los podemos ver y los acuíferos, que no los podemos ver a simple vista. Comenzando así, nuevamente el ciclo hidrológico.
Como vemos, el agua subterránea es parte del ciclo hidrológico. Muchas personas se imaginan que el agua subterránea fluye por “ríos subterráneos”, y que los pozos exitosos son los que interceptan estos “ríos”, y los que no producen agua, están en roca “sólida”. Este concepto se debe, a que los únicos lugares donde es posible ver a simple vista el agua subterránea en su estado natural son las cuevas y/o cavernas que se forman en las rocas calizas. En Venezuela, la mayoría de ellas están ubicadas en la Sierra de San Luis (Estado Falcón), entre Caripe y Caripito “Cueva de El Guácharo” (Estado Monagas), en la Sierra de Perijá (Estado Zulia) y en Birongo (Estado Miranda).
Para comprender cómo el agua está presente en el subsuelo, debemos considerar algunas de sus características. La corteza terrestre, está constituida de rocas de varios tipos, y una de las características más destacada de las rocas de la parte superior de la corteza terrestre, cualquiera sea el tipo, origen o edad, estas contienen aberturas o espacios vacíos que de- nominamos poros. Estos espacios tienen formas y tamaños variados, que pueden ser demasiado pequeños cómo para verlos a simple vista, o muy grandes, decenas de metros, como las cuevas antes mencionadas. A esta propiedad de las rocas de poseer poros la denominamos POROSIDAD que es la relación entre el volumen de los espacios vacíos y el volumen total de la roca. Estos poros pueden estar vacíos (primeros metros del suelo) o llenos de agua (zona saturada).
La otra propiedad de las rocas, es la facilidad con la que el fluido (agua) puede moverse entre los poros. Esa propiedad la denominamos PERMEABILIDAD. Una roca que deja pasar el agua con facilidad la llamamos permeable y a la que no permite el paso fluido del agua la llamamos impermeable.
En función de estas dos propiedades, llamaremos ACUIFERO a las capas, bien sean de rocas o de material no consolidado, lo suficientemente porosas como para almacenar agua y con la permeabilidad necesaria que permita que el agua fluya a través de ellas, con la calidad y cantidad deseadas.
Cuando construimos un pozo, lo que hacemos es perforar esas capas de acuíferos para extraer el agua que se ha ido acumulando y viajando por esos poros a lo largo de muchos años. Y ya sabemos, que esa agua es parte del ciclo hidrológico y por consiguiente, debemos pensar en cuidar todas las etapas del ciclo, para garantizar que estos pozos continúen abasteciéndonos.
La reposición del agua del acuífero, viene de la lluvia que humedece y se infiltra en el suelo. Los pozos, para que sigan produciendo agua, deben mantener un equilibrio entre lo que entra y lo que sale del acuífero, por eso es importante preservar las zonas de recarga de los acuíferos. También se debe hacer un uso racional del agua, ya que existe un intercambio más o menos continuo entre toda el agua del sistema que denominamos CICLO HIDROLOGICO.
No esperemos que el pozo se seque, para darnos cuenta de que el agua es vida. Debemos mantener en buen estado los pozos, ya que ellos son una ventana del acuífero, del cual nos surtimos del vital líquido; así como también proteger y mantener con vegetación la mayor cantidad de los suelos, que permitirán la reposición del agua de los acuíferos.
Ing. Roraima Alfonzo Correa, ingeniero Hidrometeorologista
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